Habitaciones amplias y limpias,aunque el cuarto de baño olía mucho a humedad. No tiene ascensor, por lo que si toca una habitación en la tercera planta y se lleva mucho equipaje es bastante incómodo. Lejos del centro de Leópolis, sin transporte público cercano. Cada habitación dispone de mininevera, vacía y apagada cuando se llega. Conviene ponerla en marcha al llegar a la habitación y comprar la bebida en la tienda, es más barata que en el bar (aunque todo es muy barato en general). Los cenadores son estupendos en verano, y más si no ponen música ambiental.

Hotel muy tranquilo. Dispone de tienda propia donde adquirir alimentación y bebida (fría), aunque el pescado seco tiene una pinta espantosa. Yo sólo compré unas cervezas frías que dejé en la mininevera hasta por la noche. Los cenadores son una gozada por la noche, cuando nosotros estuvimos no había prácticamente nadie y pudimos charlar al fresco y de forma privada, sin intrusiones.

Lejos del centro de Leópolis. No hay transporte público cerca, hay que depender (si uno se fía) de los taxis locales. No tiene ascensor. Comida escasa y menú poco variado.